Es hora de que te des cuenta de que tienes algo en ti más poderoso y milagroso que las cosas que te afectan y te hacen bailar como una marioneta. Marco Aurelio lo sabía bien. Uno puede ser tan fácilmente cegado por la luz como por la oscuridad. Y esa es la situación en la que nos encontramos ahora. Sufriremos no por falta de información, sino por un exceso de ella. Estamos perdidos en una tormenta de ideas que oscurece nuestro camino. Sin embargo, existe una cura para esta ceguera.

El estoicismo: una filosofía para navegar en la era de la información

La cura se conoce como estoicismo, una antigua filosofía fundada en Atenas en el siglo cuarto antes de Cristo. Durante siglos, sería refinada por muchos otros hasta convertirse en la filosofía más influyente en el mundo grecorromano. Hoy en día, podemos obtener la mayor parte de nuestro conocimiento del estoicismo a través de los trabajos de tres filósofos estoicos: Séneca, Epicteto y Marco Aurelio.

Cada uno de estos filósofos tuvo sus propias luchas personales. Séneca fue un dramaturgo y estadista romano que tuvo la desgracia de ser tutor del infame emperador Nerón. Epicteto, por otro lado, fue un esclavo griego que sufrió duras torturas que lo dejaron con una cojera permanente. Y Marco Aurelio, siendo emperador de Roma, gobernó durante una época dorada y enfrentó numerosos desafíos.

A pesar de las diferencias en sus vidas, estos tres filósofos estoicos vieron valor en las mismas ideas y se influyeron mutuamente. Incluso mencionan y citan los trabajos de los demás en sus escritos. Esta interconexión entre sus filosofías demuestra la universalidad de las ideas estoicas y su aplicabilidad en nuestras vidas.

La influencia del estoicismo en la historia

Las ideas estoicas han sido adoptadas por figuras influyentes a lo largo de la historia. Thomas Jefferson y George Washington, los padres fundadores de los Estados Unidos, eran seguidores del estoicismo. Nelson Mandela utilizó el estoicismo para sobrellevar su tiempo en prisión, al igual que James Stockdale, un prisionero de guerra de Vietnam que se aferró al estoicismo durante su tortura en el notorio Hanoi Hilton.

Además, el estoicismo ha sido la base de varias corrientes terapéuticas como la logoterapia de Víctor Frankl y la terapia racional emotiva conductual de Albert Ellis. La filosofía estoica ha demostrado su relevancia a lo largo del tiempo y se muestra como una poderosa solución a los problemas de la era digital.

El estoicismo en la era de la información

El estoicismo es una filosofía compleja que abarca diferentes áreas, como la ética, la lógica y la metafísica. Sin embargo, como guía para vivir, puede describirse como el arte de identificar y evitar las distracciones. En la era de la información, estamos constantemente bombardeados con estímulos que nos desvían de lo que realmente importa.

Los estoicos creían que nuestro recurso más valioso es el tiempo, ya que es necesario para todo y es lo único que no podemos crear. Sin embargo, desperdiciamos el tiempo como si fuera nuestra posesión más insignificante. Séneca decía que la gente es «pródiga en la protección de sus bienes personales, pero tan pronto como se trata de desperdiciar el tiempo, son los más derrochadores de la única cosa en la que es correcto ser tacaños».

Perder el tiempo es la razón por la que sentimos que no tenemos suficiente tiempo. Siempre nos quejamos de que nuestros días son pocos y actuamos como si no tuvieran fin. Séneca creía que las personas no vivían realmente mientras perdían el tiempo. ¿Tienes miedo de morir? Entonces, ¿cómo es la vida que llevas? ¿Es realmente diferente de estar muerto? Para los estoicos, aprovechar al máximo nuestro tiempo significa evitar las distracciones y centrarnos en lo que realmente importa.

Evitar la distracción: el arte de la atención

Los estoicos reconocieron que la mayor distracción proviene de las cosas que están fuera de nuestro control. Invertimos nuestra atención en el mundo externo, que cambia constantemente según fuerzas que escapan a nuestro control. Buscamos validación en las opiniones de los demás, en la moda, en la belleza, en la riqueza material y en otros aspectos efímeros de la vida. Basamos nuestro estado de ánimo en eventos externos como el clima o el éxito en diversos ámbitos. Todo esto nos lleva a perder el control sobre nuestra propia felicidad y bienestar.

Los estoicos proponen centrarnos en lo único sobre lo que realmente tenemos control: nuestro carácter. Nuestra salvación no está en el mundo exterior, sino en nuestro interior. No importa lo que nos suceda, sino cómo reaccionemos ante ello. Epicteto decía: «No sufrimos por los eventos en nuestras vidas, sino por nuestros juicios sobre ellos».

La importancia de las emociones y cómo manejarlas

Una de las principales preocupaciones de los estoicos eran las emociones indeseadas. Para ellos, nuestras emociones negativas nos dañan más que las propias situaciones que las provocan. El miedo, la ira y la ansiedad son consideradas pasiones que nos desestabilizan y nos alejan de la paz interior.

En nuestra sociedad actual, estas emociones pueden ser desencadenadas fácilmente, especialmente en línea, donde nos enfrentamos a provocaciones constantes. Sin embargo, los estoicos consideraban que tener un control sobre nuestras emociones era fundamental para alcanzar una paz duradera.

El miedo nos paraliza, la ira nos consume y la ansiedad nos distrae. Los estoicos proponen cambiar nuestra forma de pensar sobre estas emociones y reconocer que no tenemos la obligación de juzgar las cosas que no podemos controlar. No necesitamos dejarnos llevar por ellas ni permitir que nos controlen.

En lugar de centrar nuestra energía en arreglar lo que está fuera de nuestro control, los estoicos nos invitan a trabajar en nosotros mismos. A través de la autodisciplina y la atención consciente, podemos aprender a manejar nuestras emociones, darles un nuevo significado y redirigir nuestra energía hacia el crecimiento personal.

La importancia de los hábitos y el autoexamen

El estoicismo se basa en la idea de que el progreso personal no proviene de cambios monumentales en nuestro comportamiento, sino de pequeños incrementos diarios. Los estoicos creían en la importancia de cultivar hábitos productivos que nos lleven hacia nuestra mejor versión.

El autoexamen regular es una práctica estoica que implica hacer preguntas a nosotros mismos. Escribir un diario es una herramienta útil para llevar a cabo este proceso. Al dedicar unos minutos cada día para reflexionar sobre nuestro progreso, nuestras metas y nuestras acciones, podemos comprendernos mejor y redirigir nuestras energías hacia lo que realmente importa.

En un mundo hiperconectado y sobreestimulado, el estoicismo nos ofrece una guía para mantenernos centrados, para filtrar las distracciones y para vivir de acuerdo con nuestros valores más profundos. No podemos controlar todo lo que nos rodea, pero podemos controlar cómo percibimos y respondemos a ello.

Ser estoico implica aceptar las cosas que no podemos controlar, enfocarnos en nuestras acciones y mantenernos fieles a nuestros principios. En un mundo lleno de ruido, el estoicismo nos brinda una brújula interna para encontrar nuestro propio camino y vivir una vida plena y auténtica.

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